Íñigo Molero participa activamente en EthicHub, y en la comunidad Blockchain España. Encontró Bitcoin en 2013, buscando soluciones a las micro donaciones para organizaciones del tercer sector, donde tiene larga experiencia
En mi caso tuve mucha suerte porque pude identificar de golpe el potencial de la tecnología o. En las organizaciones del tercer sector teníamos un problema evidente con las micro donaciones. El sistema bancario de entonces las hacía inviables. Para domiciliar una donación de un euro, el banco se quedaba con un porcentaje altísimo de la donación y teníamos que renunciar. Y me parecía terriblemente injusto. Nosotros hacíamos nuestro trabajo, la gente demostraba empatía con nuestra causa pero el intermediario obligado lo hacía imposible. Era francamente frustrante.
Un día, tuve la inmensa fortuna de leer algo así como “Bitcoin, un sistema de pagos sin intermediarios” “¿Sin intermediarios?”, pensé, “¿y esto qué es?”. Cuando empecé a estudiar Bitcoin, no me lo podía creer. La promesa que nos hacía Bitcoin es que una persona, desde Australia, podía enviarnos 20 céntimos de euros y que la donación llegara íntegra y en cuestión de minutos. Esa fue mi suerte, que enseguida identifiqué un uso que optimizaba extraordinariamente los procesos actuales.
Desde entonces, no podía casi pensar en otra cosa. A medida que iba descubriendo la tecnología y sus posibilidades, iba vislumbrando otros posibles modelos de uso. Me quedé absolutamente fascinado. Quise dedicarme a explorar e involucrarme en este incipiente mundo, participando activamente en la comunidad que empezaba a desarrollarse en España.
Encontré a EthicHub, en un MeetUp. Me pareció una idea muy interesante y muy bien pensada. Me pasaron el White Paper, di mi opinión, me invitaron a la Universidad a conocer el equipo, y no recuerdo ni cuándo, ni dónde y, si me apuras, ni por qué. Ya era parte del equipo. De esto hace ya más de un año.
EthicHub reúne dos de las cosas que me más me gustan. Por un lado, la tecnología Blockchain y sus inmensas posibilidades. Por otro, la posibilidad de generar impactos sociales reales y medibles. EthicHub es una plataforma de financiación colaborativa de alto impacto social porque está dirigida a agricultores desbancarizados que poseen una actividad muy rentable.
Creo que, a veces, no somos muy conscientes del problema de los desbancarizados. En el mundo existen más de 2.000 millones de personas en esta situación. Muchos de ellos son pequeños agricultores que, como están desbancarizados, sólo pueden financiarse con el poco dinero en efectivo que encuentran en sus localidades. Deben soportar intereses altísimos, por encima del 100% anual. Aun así, son capaces de hacer frente a sus compromisos porque es gente cumplidora y trabajadora. Por otro lado, en los países más desarrollados, donde hay un exceso de dinero nos encontramos con que apenas obtenemos rendimiento por nuestro dinero. Dos mundos tan distintos, habitando todos nosotros en un mismo planeta.
Nosotros proponemos una plataforma tecnológica de crowdlending, basada en la economía real, y creación de riqueza. Tú puedes prestar a estos agricultores desbancarizados 1.000 euros, por ejemplo, y ellos te darán un 15% de rentabilidad. A cambio, logramos que dejen de financiarse a tipos tan altos, para que lo hagan a otros muchos más bajos y asequibles. Además, con esta nueva herramienta de financiación podrán salir del círculo de la pobreza.
En junio del año pasado presentamos nuestra plataforma en alfa, e hicimos una conexión en directo con las primeras comunidades de agricultores. Fue extraordinariamente emotivo. Uno de ellos pidió la palabra, para agradecer la labor de EthicHub porque “son unas condiciones demasiado buenas”. Ese es el secreto de los proyectos de Blockchain, generar ecosistemas donde todos los actores involucrados ganen con la relación. ¡Y eso que sólo estamos descubriendo las posibilidades de esta nueva criptoeconomía!