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Blockchain no tienen por qué ser el «policía» de las ONGs

arancha itwillbe ONGs

Arancha Martínez fundó la ONG de cooperación Itwillbe, tras cinco años de voluntariado en India.

Que el Tercer Sector, y en concreto las ONGs, han perdido parte de la confianza de la sociedad y de sus donantes es un hecho. Cuando Manuel Hurtado, miembro de la Junta Directiva de it-willbe.org, ONG de cooperación al desarrollo que dirijo, me explicó lo que era la tecnología Blockchain, rápidamente lo asocié a la necesidad de generar la confianza que tenemos las ONGs.

La tecnología Blockchain permite que un donante pueda trazar su donación, y garantizar que su dinero se emplea en la finalidad prevista. Esto generaría más confianza, y aumentaría las donaciones. Parece un sueño cumplido para un sector que se basa en la confianza, ¿no? Entonces ¿por qué está costando tanto implementar Blockchain en el sector social? Por supuesto, porque todo lo nuevo genera temores, y porque es caro.

¿Hay algo más?

Mi respuesta es sí. Desde mi vinculación a ComGo.io para llevar el vertical de la start-up de «charities», he tenido la grandísima fortuna de haberme reunido con buenos amigos y profesionales del sector, directores de innovación, de fundraising y gestión de proyectos de muchas organizaciones de diferentes tamaños, más o menos tradicionales, con diferentes estrategias de captación, y bases sociales muy distintas. He debatido sobre Blockchain con ellos pero, sobre todo, he conocido el por qué de sus temores, o de su expectación hacia esta disruptiva tecnología. Y mi conclusión es que, en general, Blockchain se entiende como un «policía» que viene para fiscalizar lo que hacemos. Y eso en nuestro sector es muy peligroso.

Llevamos muchos años profesionalizándonos y, sí señores, eso supone gastar recursos (yo prefiero hablar de inversión) en personal cualificado y en tecnología. El 100% NO llega. Sin embargo, ese esfuerzo de mejorar nuestra gestión y de profesionalizarnos no se ha acompañado de la debida educación al donante, por miedo o por falta de recursos. El mensaje ha sido durante mucho tiempo «todo llega» en vez de «llega un 85% de tu donación, pero el impacto social es mucho mayor a lo donado porque lo gestiona un equipo profesional».

Blockchain podría ser un policía, y si el sector da la espalda y remolonea ante una revolución tecnológica que tarde o temprano se instaurará desde el lado del donante, en vez de analizar sus infinitas posibilidades. Entonces, lo será.

Llevo un año trabajando en el proyecto ComGo, de la mano de todos los agentes del sector que han ido sumándose. Y creo que las ONGs lideramos el cambio sistémico de un sector que lo necesita. Lejos de ser un policía, Blockchain puede ser un aliado porque nos permitirá comunicarnos con el donante de forma totalmente revolucionaria. Podremos educar a la sociedad, sensibilizar, y acercarles a nuestro trabajo. Así, podrán comprender nuestras necesidades reales, y nuestra gestión y financiación. Nos hará más eficientes, gracias a los smart contracts, las auditorías se harán en tiempo real. Se suele asociar Blockchain a trazabilidad de fondos.

En ComGo apostamos por la trazabilidad del impacto. Creemos que el mayor beneficio que podemos aportar al sector es que el donante se preocupe más del impacto de su donación, que de conocer cómo se administra la misma.

No hay que ser ilusos. La transparencia tiene riesgos. A nadie le interesa enseñar su casa sin barrer. Por eso veo la implantación de Blockchain como una oportunidad. Si no barremos como quisiéramos en las ONGs es porque siempre estamos en lo urgente. Si Blockchain nos obliga a ordenarnos, y mejorar nuestros procesos, bendito Blockchain.

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