Andreu Veà es presidente del capítulo español de Internet Society, Digital Champion for Spain de la Comisión Europea y biógrafo de Internet, tras entrevistar a los 320 pioneros durante 19 años para su libro Cómo creamos Internet. Le gusta romper metas. Es un comunicador innato, con frases que son sentencias.
Pregunta: Es ingeniero de telecomunicaciones, con un largo recorrido profesional en este sector. Ayuda a empresas a implantarse en Silicon Valley, e imparte conferencias por todo el mundo ¿Cuál es su consideración profesional?
Respuesta: Me considero un conector global de personas y de empresas. Ayudo a la implantación de empresas españolas de base tecnológica en Silicon Valley, he llevado allí a 600 empresas en seis años, y doce se han instalado.
Anticipo la conexión de las personas. Conocía a Alex Puig y a Montse Guardia trabajando con blockchain en Barcelona, y a María Parga en Madrid, les presenté al pensar que se potenciarían en el trabajo. María Parga es hoy presidenta de Alastria, y Montse Guardia su directora general.
P: ¿Qué opina de la tecnología blockchain?
R: Ha llegado para quedarse, no sé si llegará a ser masiva, o quedará para uso de unos pocos. La tecnología blockchain es la suma de la criptografía, las bases de datos distribuidas y el software libre. En el fondo, es una ingeniería de sistemas que sigue en fase de desarrollo. Será una innovación, cuando sea una adopción utilizada por el mercado, y se pague por ella.
P: ¿Cómo definiría blockchain?
R: Blockchain es la mejor máquina de quitar roces. Es una fluidificadora para engrasar los mecanismos de las empresas porque quita el roce administrativo.
Hay incógnitas. Si una empresa basa la trazabilidad de un proceso en la cadena de bloques blockchain, y llega un ordenador muy potente que rompe la criptografía que guarda esa cadena ¿qué sucedería? Se rompería la confianza, surgiría un problema enorme de credibilidad. Hay técnicos que me han dicho que esto puede ocurrir.
P: Es uno de los temores que hay con el desarrollo de los ordenadores cuánticos, pero también se investigan fórmulas para aliar la cuántica a blockchain.….
R: Soy un gran defensor de blockchain. La parte que puede desmontar la fiesta es la usabilidad. Una tecnología es fácil cuando es transparente. El DNI electrónico no se ha generalizado porque no era usable introducirlo en una bacaladera conectada al ordenador, y teclear un complejo password. Intenté abolir esto, y pedí que los teclados incorporaran un lector de tarjeta inteligente, pero no se hizo. Hoy, solo un 0,02% de los usuarios con DNI electrónico, realiza operaciones con él a través de su ordenador porque no es usable. Al contrario, el mail es un éxito porque es transparente.
Creo que estamos empezando a tener ciertos problemas de usabilidad con blockchain. Puede que se quede como una tecnología para reducir el papeleo en las empresas, para hacer procesos de forma más eficiente y barata. Gestionar la desconfianza para seguir haciendo lo mismo. Sin embargo, lo bonito será utilizar blockchain para realizar cosas que no se nos habían ocurrido hasta ahora, y cambiar el mercado.
P: ¿Qué se debería hacer para llegar a este punto?
R: Innovar, desarrollar nuevos negocios. Quién inventó la base de datos distribuida y el software libre no sabía que inventaba blockchain. Cuando un joven utilice herramientas blockchain para hacer cosas, sin más, llegará la innovación. Cuando la gente local utilice herramientas de blockchain de forma transparente para realizar aplicaciones útiles a su entorno, bajará los precios de esta tecnología porque la usará más gente local. Entraremos en un círculo virtuoso de caída de precios.
P: ¿Qué condiciones deberán darse para eses estallido de blockchain?
R: Que la cadena de datos no se pueda modificar. Que la tecnología sea usable, el correo electrónico es universal porque no hay que poner claves para escribirlos. Cuando se tiene una idea nueva y la gente la adopta, el ciclo de innovación es muy rápido.
Además, deberá haber acuerdo sobre los estándares para blockchain. La UIT (unión internacional de telecomunicaciones) elige el que debe cumplirse, pero no siempre es el mejor. En Internet, llegamos al estándar de facto, había un código que funcionaba y hubo un consenso común de la comunidad para utilizarlo, los de la UIT quedaron muy sorprendidos con ello.
Las empresas utilizarán blockchain para quitar las fricciones de sus procesos. Pero blockchain será relevante cuando sea tan fácil de usar que sirva para cambiar cosas en el día a día. Eso no depende solo de la tecnología, hace falta la cooperación de las autoridades.
P: ¿Que problemas podrían dar al traste con blockchain?
R: Le voy a recordar un ejemplo. Falta un 2% de pasos para lograr la usabilidad del DNI electrónico, uno de ellos era sentar a altos cargos del ministerio del Interior con Adobe, y no fue posible. La clave del DNI electrónico tiene 1024 bits, podría contener la tarjeta sanitaria, pero tampoco se logró poner de acuerdo a las 17 comunidades autónomas en ello. Los problemas administrativos, y un exceso de celo en la seguridad puede hacer inutilizable una tecnología.
P: ¿Existe el riesgo de que esta tecnología quede en nada?
R: Sabemos que blockchian cambiará el mundo, pero no somos capaces de concretar cómo. Olemos blockchain pero aún no lo respiramos.
P: ¿Qué experiencia de Internet podría servir a los actuales protagonistas de blockchain?
R: En los años 80, Internet era la solución rápida, y se expandió a todas las universidades porque era gratis. Luego lo pidieron los estudiantes que llegaron a las empresas. Internet se ha convertido en la mejor máquina de copiar de la humanidad, el fichero alojado en un servidor es idéntico al que nos bajamos al ordenador. Hemos llegado a la actual Internet porque eran sistemas abiertos, software libre. Los desarrollos no estaban patentados, y mucha gente ha regalado su propiedad intelectual.
Por otra parte, las innovaciones se van sucediendo históricamente por oleadas, y unos desarrollos sustituyen a otros. Parecía que My Space se iba a comer el mundo, y lo sustituyó Facebook. Yahoo era todo, y nadie se acuerda de ello.