Alex Puig cuenta el crecimiento de la mayor red corporativa intersectorial del mundo.
México, Colombia, Perú y Portugal son algunos de los países con deseos de entrar en Alastria. Existen iniciativas de agrupaciones de sociedades en torno al blockchain en estos países, “se trataría de unirlos a la red española Alastria, han dicho que quieren entrar”, puntualiza Alex Puig, CEO de Alastria. La entrada de las iniciativas nacionales de blockchain conformarán el consorcio Alastria Latinoamérica, de gran fortaleza.
Los fuertes lazos económicos y la relación natural entre Latinoamérica y España han vuelto los ojos de las empresas latinoamericanas hacia Alastria. “España va por delante de todo el mundo. No hay una asociación de empresas de todos los sectores como es Alastria, ni en Europa, ni en América ni en Asia. Estamos haciendo una red tan grande y colaborativa, que es difícil de romper”, asegura Alex Puig.
Alastria nació el pasado mes de octubre de 2017 con 70 empresas, y ya son casi 250. Con la entrada de Portugal y de los países latinoamericanos se aceleraría, aun más, la entrada de empresas. «Carecemos de control central, es lo mejor de la red. Las grandes empresas (con más de 500 empleados) pagan una cuota de 10.000 euros al año, las medianas (de 100 a 500 empleados) 5.000 euros, y las Pymes y las startups 500 euros, pero el voto de todas tiene el mismo valor”, indica Alex Puig.
El Banco de España, el Senado, la Secretaría General del Tesoro, la Secretaría de Estado para la Sociedad de la Información y la Agenda Digital, entre otros, han pedido tener reuniones con miembros de Alastria para conocer la iniciativa. «Hablamos con los reguladores y con el Gobierno, hay mucho interés», apostilla Alex Puig.
El CEO de Alastria es el principal promotor de la creación del consorcio. Su empresa Caelum Labs realiza desarrollos con blockchain desde hace seis años para el banco de Sabadell, otros grandes bancos, y empresas de casi una docena de países. “El desarrollo e implantación de los proyectos desarrollados con la tecnología blockchain en el negocio de mis clientes ha ido muy bien, pero nos frenaba la regulación. Podíamos poner en marcha nuevos servicios alegales, y sentí la necesidad de un entorno regulado, porque mis clientes no harían nada sin saber si podía funcionar con terceros. Pensé en montar un blockchain público español regulado, y de esa idea nació Alastria”, explica Alex Puig.